lunes, 7 de mayo de 2012

Me gusta el cine. Parte I

Una noche, allá por los ochenta, me desperté con un sopor incunable y vi delante de mí la imagen más terrible que un chaval que use la palabra ‘incunable’ pueda imaginar: un vampiro morado de trapo me miraba desde lo que parecía ser una proyección panorámica, y lo hacía tan fijamente, y desde una imagen tan nítida, que aun hoy no me atrevo a calificar esta visión de sueño. Fue la primera bomba atónita de mi vida.

Aquel vampiro colmicorto, por desgracia me era más reconocible de lo que hubiera deseado. Merendando a deshoras me había enseñado a contar truenos (ya ves tú), de forma inocente y terrible mientras veía ‘Barrio Sésamo’, un programa que sin tenerlo planeado siempre acababa viendo (o soñando, a día de hoy aún lo dudo). Ahora, ese maldito vampiro cuyos sarcasmos nunca había acabado de entender (si acaso eran sarcasmos y no crueldad extrema), me hablaba con el tono relajado de quien acaba de ponerse un copazo para él solo, no recuerdo nada de lo que me decía, pero sí que por mucho que me abrillantara los ojos, la imagen no desaparecía.

Siempre he tenido la sensación de que le encantaba cebarse con mi petrificada situación de terror, aunque puede que me equivoque, y realmente quisiera ayudarme, nunca lo pensé, yo me meaba de miedo con su ‘naturalidad’, habrá más de uno que me califique de cobarde por esto, pero me gustaría verle con una ficción de trapo enfrente suyo hablándole con tono paternalista… No estoy muy seguro, pero creo que la situación se repitió al menos otras tres o cuatro veces, con diferentes pijamas eso sí.

Aquella experiencia me ha perseguido durante toda la vida en forma de recuerdo inalterable que nunca lograré manifestar con la gravedad que debería. Hoy en día ya lo tengo asumido como algo que siempre recordaré a medias y que jamás tendré el valor de contarle a mis hijos (que quede entre nosotros), pero durante un tiempo tuve que asimilar, que aquello me gusto igual o más de lo que le puede gustar a alguien la sensación de peligro que se tiene haciendo ‘puenting’ o toreando rinocerontes, el terror era real, y siendo así, en teoría no tendría porque pretender recuperar aquella terrible sensación, pero el caso es que el hecho de vivir algo tan intenso y fugaz nunca dejo de parecerme estimulante.

Antes de aquello, sólo recordaba una cosa que me había proporcionado una sensación parecida: Ver los Goonies. Tal vez por eso me guste tanto el cine.

Continuará…

4 comentarios:

  1. "A la altura de Rotten Tomatoes...Mordaz e inteligente"

    Espero ávidamente tus críticas..

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno, Ulpi. ¿Has visto esto que perpetraron unos insensatos hace ya demasiados años? http://maskweb.blogspot.com.es/ ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He pasado mucho miedo Guille, me parece altamente atonizante. Me río yo de 'Intacto' viendo esto. La introducción te mete en vereda que te cagas, y está muy bien escrita, pero el corto me ha dejado picuetísimo. Siempre he sabido que ese vampiro era la encarnación del mal. Carnaca para el subconsciente de esa que hace base ¡Como señala el cabrón! ¿Y esos pasos que resuenan?¡Pero que malvados!

      Eliminar
    2. Jajaja! Es que el mayordomo lleva tacones, esa es la clave de la historia ;)

      Eliminar

¿Qué te atoniza?Se aceptan peticiones